Archive for septiembre 2010

h1

Singapura: a day of Life

27 septiembre 2010

Y un mes después, cojo esto y lo ilustro, intentando cumplir promesas, quién me lo iba a decir…

Yangun (Birmania) -dia 345-

Vamos a hacer otro experimento: a pesar de las limitaciones tecnologicas producto de la enorme tijera de la censura gubernamental, voy a intentar publicar desde gmail, a ciegas (porque mi blog tambien esta prohibido) desde aqui. Eso significa que no podre hacer retoques para dejarlo bonito, que no voy a subir fotos y que va a ser un rato cutre, pero como decia el poeta «porque a la voz no hay quien la pare»…
Espero me hagais llegar segnales del exito o fracaso del asunto… os diria que 25 dias despues, de nuevo desde Thailandia, haria esos retoques y subiria fotos, pero ya nos vamos conociendo…

Desayuno a las 8am (en serio!), y despues de asistir casualmente a la pooja matinal ofrecida a Kali en el templo Sri Veeramakaliamman de Little India: masala dosa y chai, como en aquellos lejanos tiempos de Kolkata recordados con nostalgia… Las calles tambien estan abarrotadas y la gente tirada por el suelo, pero a diferencia de Bengala, al cruzar la calle abundan los puestos de brochetas, chowmienes y tsing-taos, y durante estos dias tambien los caros moon cakes, tradicionales en esta inminente festividad china. Camino rapido entre las pagodas, los carteles luminosos y las mesas de chinos ludopatas; tengo que cambiar dinero y mon frere Said es el que lo vende mas barato, tiene su «oficina» junto a la mezquita del Sultan, entre shawarmas, tes y kebabs, en pleno corazon de Little Arabia… Y no solo esto, tambien estan los inmensos rascacielos ultramodernos que conforman su skyline sobre templos, iglesias, sinagogas, mezquitas, monasterios y pagodas; estan los impolutos bulevares junto al rio, repletos de marisquerias donde indios con traje y corbata me ofrecen comida y me llaman «sir»; la isla de Sentosa, convertida en un parque de atracciones gigante, pijo y caro; su excelente red de transportes para saltar en cuestion de minutos de una punta a la otra del pais; y por supuesto: los singapurenses, venidos de todos los extremos del globo, residentes en colmenas alejadas del centro, y adictos al trabajo, a la comida callejera y a los centros comerciales.
Esta vez no me centrare demasiado en su pasado, muy similar al de los vecinos: remota isla al extremo de la peninsula malaya, se fundo por el capricho de un rey, y un supuesto leon mitologico le dio nombre. Disputada a lo largo de los siglos entre Malaca, Sumatra y Java, se la quedaron finalmente los portugueses, y luego los holandeses, antes que los britanicos. Su fama de importante puerto comercial atrajo gentes de todo el planeta, principalmente chinos pero tambien arabes, indios y malayos, a lo largo del siglo XIX, que se hacinaban en cienagas y eran diezmados por enfermedades en uno de los lugares mas insalubres de la Tierra. Los colonos mientras vivian entre lujos, aislados en el centro, aterrados por la extrema violencia y la delincuencia del territorio. Todo iba bien para la Corona hasta que en un visto y no visto fue conquistada, humillada y masacrada por el imperio japones; no se libro tampoco de los deseos de independencia que sobrevinieron a la guerra y se incorporo a la naciente Malasia, junto a los sultanatos del norte de Borneo, a excepcion de Brunei. Pero Singapur era diferente, las clases obreras de las distintas etnias habian hecho florecer una cultura y unas ansias politicas que no coincidian con las del resto de la nueva Republica, y de las primeras elecciones salio vencedor el Partido Comunista; poco despues Malasia los expulso, claro, por rojos.
Sin tierras y sin recursos, con miedos y con orgullo, tiraron para delante; desarrollaron intensamente su industria y se hicieron amigos de quienes en el mundo mandaban, concediendoles pequegnos favores y privilegios, florecieron los bancos como setas y… hop! por un magico toque de varita Singapur realizo un triple salto mortal del tercer al primer mundo. Unas ferreas leyes, una sociedad trabajadora y consumista, un estado protector de sus nignos, la prohibicion de la pobreza y del chicle y el desarrollo de la cultura completaron la labor para la creacion de una socidad perfecta.

Su curiosa arquitectura…

De singapur blog comp
De singapur blog comp
De singapur blog comp
De singapur blog comp

… con ventanas genovesas

No disfrute mucho tiempo aquella «perfeccion», me fui de fin de semana como el que se va al pueblo, desde Kuala Lumpur. Gracias a la hospitalidad de Yao pude conocer de cerca la vida de la comunidad china, asistir a unas jornadas de cultura japonesa (os ensegnaria una foto mostrando el premio que ganamos, pero ay! no va a poder ser) y -todavia no habia hecho mencion a lo mejor que tiene Singapur-, disfrutar hasta el abuso de su excelente gastronomia: como si de una fiesta de despedida tras casi un agno de viaje por Asia se tratase, en solo una calle al azar podia encontrar todos los pequegnos placeres que me ofrecio cada pais por separado: momos tibetanos y curries indios, cocos y pawns, frutas thailandesas y carnes mongolas, hot pots, arroces, noodles, zumos, pasteles, nasis, buffets malayos… ni decir hace falta que comimos como si lo fueran a prohibir.

Siento no tener fotos de la comida callejera, en esos momentos estaba a otros menesteres… ¡pero imaginad cómo era cuando había una galería dedicada a la comida dentro del Museo Nacional! Con esta foto os presento mi nueva adicción frutal…

Si alguno pudo haber considerado que este viaje me habria espabilado un apice, siento decepcionarle: sigo igual de empanado que cuando sali; apurado para no perder mi vuelo a Birmania y tener tiempo para los ultimos preparativos, decidi no quedarme mas tiempo en la capital de la gula y regresar a Malasia, y no fue hasta horas antes de la salida de mi vuelo que me entere que habia estado viviendo un dia por delante del resto de la humanidad, que el 23 era jueves y no miercoles como pensaba, y que tenia solo un dia para espabilar si queria sobrevivir en Birmania.

Evidentemente youtube tambien esta censurado, asi que os invito a comprobar lo gratificante que resulta el «do it yourself» y busqueis alli el corto de «singapura: a day of life» que pretendia agnadir al texto.

(Nota un mes más tarde, desde el internet libre tailandés: mis disculpas, ávidos buscadores, pero no es como había imaginado. El vídeo no está disponible, solo el audio y distinto… cosas del copyright, yo tampoco estoy de acuerdo, pero Sony manda más)

buenos propósitos…
… pero los indios siguen durmiendo en la calle 

Y a continuación un popurrí de Singapur: árabe, chino, hindú, inglés… Singapur en sí mismo:

De singapur blog comp
De singapur blog comp
De singapur blog comp
De singapur blog comp
De singapur blog comp
Yao y yo ganamos un premio por nuestros conocimientos de cultura japonesa:        ¡un pez hecho de tofu!
h1

Adiós a un viejo profesor

19 septiembre 2010

Esta noche, desde una pequeña habitación, en un décimo piso de un barrio periférico de Singapur, sonaba con fuerza a través de los cristales de los edificios-hormiguero el «Canto a la libertad». Mientras, emocionado tras leer todos los emails que me habían llegado a lo largo del día, intentaba explicar a Yao – mi anfitriona china en esta ciudad-, quién era ese señor de gafas, bigotes y gorra que aparecía en la foto…

No sé qué tipo de explicación habré dado, los múltiples recuerdos se me agolpaban desordenadamente en la mente: recordaba los comienzos de mi adolescencia, cuando un señor mayor aparecía cantando en algunos conciertos de Ixo Rai!; y también, años después, con la carne de gallina escuchando en la Puerta del Sol junto a miles de manifestantes ese mismo «Canto a la libertad» que sonaba ahora en Singapur; cuando hace muchos años, me enseñó a cargar la mochila por el mundo y también cuando cumplió el poco diplomático deseo que muchos guardamos de mandar «a la mierda» a medio Parlamento; evocaba la vez que Arribas me regaló en uno de mis cumpleaños en el exilio «Como la nieve en abril»; o cómo, para otro cumpleaños, regalé a Riki una entrada para verlo juntos en directo -e imaginando dramáticamente que sería la última vez que lo haríamos-, recordaba versos y canciones que comprendieron mi nostalgia en algunos momentos de mi vida, que se unieron a mi rabia o que me acompañaron en mis utopías. Y hasta el último momento, el mismo día de mi partida a través del Puerto Biello de Bielsa, «Aqueras montañas» sonaba una y otra vez en mi cabeza, poniendo música a lo que mi corazón sentía… Sin haberme dado demasiada cuenta, he visto cómo su guitarra y su mensaje me han ayudado a crecer y acompañado en muchos buenos y malos momentos. Hoy desde aquí, sin tiempo, sin medios y sobre todo, sin la misma belleza, querría envíarle unas palabras similares a las que él escribió al  «joven difunto Georges Brassens» el día que también lloró su pérdida.

Si, Dani, el mundo se nos está quedando huérfano de buenas personas; es una era en la que nuestros profesores nos van dejando aprender solos, y nos toca a las nuevas generaciones tomar el relevo. Labordeta, como Benedetti, Saramago, o nuestros familiares mas queridos, no iban a vivir y enseñarnos eternamente, aunque nos pese, y somos nosotros quienes tenemos que empezar a crear canciones, poesías y utopías para que los que vienen y están por venir hagan también de tanto desastre un mundo algo más llevadero. Quizás los curas de mi infancia no se esforzaron mucho en convencer a las ovejas perdidas que no creíamos en resurrecciones ni paraísos, quizás también me han faltado meses en India y Tíbet para terminar de asimilar el karma y la reencarnación.

Pero a día de hoy, aún pienso, ¿no son algunos de estos personajes los mejores ejemplos de permanencia e inmortalidad?

«Con tu voz, con mi voz, con la voz de los dos…»

h1

Selamat Hari Raya!

16 septiembre 2010

Kuala Lumpur (Malasia)

dia 334-

Este texto fue escrito cierto 11 de septiembre en un tren que atravesaba las selvas de la península malaya. Por complicaciones técnicas no será publicado hasta ahora… qué se le va a hacer si el escritor es así de desastre, esto es lo que hay.

Tras un 31 de diciembre engullendo uvas junto a un buen puñado de chinos en una callejuela de Pekín y una interminable celebración del Año Nuevo Chino que trajo consigo no pocas complicaciones durante esos largos febrero y marzo por el suroeste del país; Malasia -a sabiendas de que me gustaban- me esperaba para celebrar juntos la venida de otro nuevo año, el que llega al final del mes de ayuno del Ramadán: el Hari Raya. Y de reencuentros iba la cosa, porque también allí me esperaba Fátima, a quien volvía a ver para la puesta en común de ocho meses de sendos viajes asiáticos en solitario, y a la búsqueda también de nuevas aventuras malayas.

De selamat hari raya!

Mirando el mapa durante los días previos al reencuentro, parecía de una obviedad insultante: una estrecha península conecta Thailandia con la Malasia continental, y al parecer un tren recorre los 1.000 km desde Bangkok hasta la frontera, ¡vamos allá!

– Un billete para Sungai Kolok, por favor.
– Lo siento, no circulan trenes directamente hasta allí.
– Vaya. Bueno, pues hasta donde circulen…

Ese día iban hasta Hat Yai, encajado en el asiento de mi tren nocturno iba leyendo más sobre las exigencias de independencia de las regiones del sur de Thailandia – mayoritariamente musulmanes, frente a un país budista-, sobre el asesinato sistemático de monjes, la quema de wats y monasterios, las respuestas desproporcionadas por parte del Gobierno, los atentados contra objetivos estratégicos y la guerra de baja intensidad de aquel lejano extremo sur. «Vaya, que poco sabía sobre el tema», me dormí pensando…

Al despertar supuse que seguía en Thailandia, pero la realidad parecía sugerirme cualquier lugar al azar de Oriente Medio: mezquitas, bigotes, alfombras, velos, burkas… paramos para rezar. Espera, espera, espera, ¿de verdad que esto es Thailandia? Con total fascinación llegué a Hat Yai, aún me quedaban más de 200 Km hasta la frontera, y para llegar a ella, absolutamente todo el mundo me desaconsejaba usar el tren. Pero a esa hora ya no salían buses y un taxi era impensable… «está bien, habrá que ir entonces en tren, seguro que exageran… Anda, ¡qué bien! y sale uno local en 15 minutos».
Con mis barbas y mi bolsa trepé como uno más por la ventana para hacerme un hueco en aquel sobresaturado banco de madera; ya dentro se empezaba a respirar un aire extraño: una enorme bandera tailandesa mostraba con imágenes lo seguro que era ahora viajar en ese tren, decenas de militares armados y perros patrullaban constantemente todos los vagones haciendo registros y detenciones aleatorias, un helicóptero militar volaba a ras de suelo, y tras los velos se intuían las miradas de tristeza de las víctimas de siempre… Serán los miedos infundados, será el no haber dormido la última noche, pero los jóvenes del fondo están actuando muy raro: están muy nerviosos, sudando, sin quitar ojo de encima a los militares, con disimulo; no hablan entre ellos más que para consultar la hora, hablan por teléfono a escondidas… uno se levanta y un militar sale tras él, los amigos se alteran enormemente… ¿me bajo? Racionaliza, Adrián, racionaliza. Una niña se sienta enfrente de mí y me señala:
– «mira mamá, este señor es muy raro»
Sonrío. – «Salam alaikum».
La familia me devuelve el gesto, la niña no me quita ojo de encima durante todo el trayecto; yo sólo sonrío, a esta y a otras miradas curiosas; nadie habla inglés aquí y soy el único extranjero en el tren…

Era otra vez de noche cuando llegué a Sungai Kolok, ¡qué día más raro…!
– ¿Qué? ¿La frontera sigue abierta a estas horas? Estoy inquieto, sin motivo, pero creo que me voy a dormir a Malasia… Había calculado mal el tiempo, muy mal; a esas horas ya debería estar en las islas Perenthian, Fátima me estaba esperando y yo sólo había conseguido llegar a un diminuto pueblo fronterizo… probaría a seguir adelante.

– Ehhh, perdonen, ¿para ir a Kota Bharu?
– Uhhh, muy tarde, amigo, sólo taxis, y a esta hora no creo que puedas compartirlo…
– ¿Sólo taxis? ¿No bus?
– Puedes probar con los nocturnos que van a Kuala Lumpur, por una propina igual el conductor te mete a escondidas.
– No me metieron, al menos por la propina que les daba…
El autostop tampoco funcionó, nadie iba a Kota Bharu, y al empleado de la gasolinera donde me apalanqué dejé de resultarle gracioso al cabo de una hora de «molestar» a sus clientes.

De selamat hari raya!

«Ale, pues me quedo aquí, ¿alguna pensión barata?» En ese momento descubrí la cruda realidad: Malasia es el lugar más caro (Singapur no cuenta, que es muy pequeñito para esta estadística) para dormir de todo el Sureste Asiático; si además estás sólo, el precio se multiplica… ¿Por qué cruzaría? ¿Y si me vuelvo a Thailandia y cruzo de nuevo mañana? Lo pensaré con un arroz…
No volví, un tipo me llevó a casa de un amigo que «por ser yo, me hacía precio especial» ¡qué afortunado!. Al día siguiente llegué a las Perenthian, como las personas civilizadas: en bus local y en barco. De repente todo se hizo muy sencillo: dormitorios compartidos y buffet libre (que no me venía nada mal), internet y playas desiertas, selvas y snorkel…

De selamat hari raya!

Los días desfilaban como los platos de comida, sin darme cuenta; dedicado con esfuerzo a observar entusiasmado lo que no se ve debajo del agua: arrecifes de coral, cientos de peces tropicales diferentes, nadar junto a tortugas gigantes y tiburones a sólo unas decenas de metros de la playa… un nuevo mundo de formas y colores se abría ante mí, ¡y aún quedan en el sureste asiático muchas islas que visitar!

De selamat hari raya!

Cada día, al ponerse el sol sobre el horizonte, las mesas rebosaban de comida y el cielo se llenaba de fuegos artificiales: «¡SELAMAT HARI RAYA!» El Ramadán llegaba a su fin, ¡y llegó! justo en el día que decidimos abandonar las islas…

De selamat hari raya!

– My friend, no bus to Kota Bharu, Hari Raya, Hari Raya, only taxi!
– ¡y dale con los taxis! ¿qué pasa con Kota Bharu? ¡que no!

De selamat hari raya!

Ahora estaba con Fátima y podíamos usar nuestro transporte favorito: ¡el dedo! Cinco minutos más tarde íbamos en un coche dejando atrás a todos los taxistas aprovechados que querían hacerse el agosto. Pero aún fue mejor: nuestro amigo no fue directamente a Kota Bharu, sino a casa de su familia para presentarnos y darnos (aún más) comida. Sólo entendíamos «español» y «hari raya», pero comimos y bebimos como si justo después nos fueran a ejecutar. La familia salió a despedirnos, nos hizo fotos, nos invitó a venir al año siguiente y volvimos al coche.

De selamat hari raya!

Al llegar al fin a Wakaf Bharu era un pueblo fantasma, un coche derrumbó un poste de la luz y todos los puestitos de detrás dejando al pueblo a oscuras… allí compramos el billete para este tren a través de la selva desde donde estoy escribiendo… ¡Anda, mira, mi parada! y yo con estos pelos.

Intentando enmendar la demora, este post viene con regalo, aquí va un extracto de mi cuaderno de la noche que pasamos en un punto de observación en el medio de la selva:


En algún lugar de Taman Negara…
12 de septiembre -día 330-

Noche en la jungla

«Todavía se oye gotear en el tejadillo, los pájaros nunca dejaron de píar ni los insectos de canturrear; de vez en cuando un murciélago o un ave cruzan la caseta o un fuerte y misterioso ruido hace saltar todas nuestras alarmas… Y es que estamos indefensos en su territorio, cubiertos por cuatro paredes y medias ventanas que nos otorgan una falsa sensación de seguridad. Esto es Taman Negara: la jungla más antigua del planeta.

De selamat hari raya!
De selamat hari raya!
De selamat hari raya!

Encontramos el refugio, nuestra meta y la única posible en ese salvaje lugar, ya entrada la noche, bajo una repentina tormenta. Lo primero era quitarnos las sanguijuelas de las piernas, que se estaban pegando su buffet, el fuego no les hacía ningún bien y saltaban soltando un chorro de sangre. Lo segundo era buscar agua, afortunadamente seguía lloviendo fuerte: una botella rajada solucionaría el problema (que se note que fuimos scouts!), una fría cena a base de latas que cargábamos desde Jerantut anticiparía una de las noches más emocionantes del viaje…

De selamat hari raya!

Por la mañana...

De selamat hari raya!

Desde la ventana de casa

De selamat hari raya!

De selamat hari raya!
De selamat hari raya!
De selamat hari raya!
De selamat hari raya!

Del trayecto hasta aquí subiendo y bajando pendientes embarradas, siguiendo el curso del río, destaco cuando al subir una colina llegamos a una aldea fuera del tiempo y de nuestro mundo: en un claro de la selva había unas cabañas de paja y alrededor varios niños, hombres y mujeres que no nos quitaban ojo de encima, sin esbozar una sonrisa. Parecían los pobladores originarios de aquellas tierras (después me confirmaron que lo eran), antiguos como la selva: piel totalmente negra y cabellos a lo afro, ¿cuánto tiempo llevaban esas familias viviendo allí? ¿a qué se dedicaban? esos dignos hombres y mujeres habían decidido permanecer allí con el único modo de vida que concebían al margen del «desarrollo» del área. Nos habríamos quedado allí el tiempo que hiciera falta, aprendiendo, pero hay veces que creo que es mejor no interferir y dejar las cosas tal y como están […]»

Y como promoción especial, un adelanto al siguiente país del que leeréis:

sí, amigos, al final me decidí: Birmania será el próximo e inminente destino. Tramitando en la actualidad el visado en Kuala Lumpur, y previo paso por Singapur, la salida está programada para el próximio 23 de septiembre, 28 días en uno de los lugares más delicados y entrañables de la Tierra… ¡sigan atentos a sus pantallas!

De selamat hari raya!

Me despido con un interesante recordatorio que enseñan los trenes malayos, por si alguien todavía anda un poco perdido…

ASÍ SÍ

ASÍ NO

De selamat hari raya!

h1

¡Nace el Wikiblog!

15 septiembre 2010

El post de Camboya tendrá que esperar… pero no desesperéis, lo hace por buena causa.

Doy por inaugurado el Wikiblog, donde cualquier persona con la que haya compartido el Viaje queda invitada a publicar aquí lo que le apetezca -interesados contactar conmigo-; y aunque por ahora sólo el Arribas se ha amablemente ofrecido para comenzar el experimento, esperaré otras intervenciones.

¡Venga, señores, que me lo quitan de las manos!

La intención fue buena, pero ese texto todavía no me llegó… no desesperemos, que la esperanza es lo último que se pierde.

Hasta entonces, os dejo unas cuantas fotos de Camboya

¡Disfrutadlas!