Es mi penúltimo dÃa acá en San Cristóbal de las Casas y, como me ha pasado en especiales ocasiones de mi historia personal de viajes, no me quiero ir. Demasiado me está gustando este paÃs, este estado, y sobre todo esta ciudad. En todos los sentidos: por el ambiente animado, festivo y alternativo que se respira en San Cristóbal -refugio provisional o definitivo de muchas personas venidas de todos los rincones del planeta que andan buscando y tratando de poner en práctica su visión de un mundo mejor-, por todos los conciertos, exposiciones, cine, actuaciones… que se dan a diario en esta pequeña y perdida ciudad mexicana, pero con una oferta cultural que darÃa envidia a muchas capitales europeas; y especialmente por la gente, como suele ser habitual.
Haciendo caso al tÃtulo y resumiendo estos últimos dÃas: llegué el martes por la noche a San Cristóbal, previa escala en Ocosingo,  y por el camino sentÃa un «no sé qué» al pasar por diferentes placas anunciando tierras recuperadas por el EZLN a los campesinos, señalando la dirección de varios municipios zapatistas, o simplemente viendo muchas y variadas pintadas de apoyo y solidaridad a lo largo de la carretera. Ese «algo» que sientes cuando por fin llegas a un lugar sobre el que tanto has leÃdo o escuchado,  pero que nunca habÃas creÃdo realmente que podrÃas ver y vivir.
En San Cristóbal estoy viviendo en casa de un@s mexican@s de Hospitality Club (www.hospitalityclub.org, el viajero que no conozca la página, que se informe ya) supermajos que me enseñaron la ciudad con sus rincones más escondidos, me han adentrado en la cultura (y gastronomÃa!) regional, me han llevado a eventos y presentado gente de los más interesante… en definitiva, me han enseñado la verdadera esencia chiapaneca, a la que el turista de albergue no suele tener tanto acceso.
Y hoy por fin he comenzado lo que habÃa venido a hacer y que por diversas causas de la organización se iba retrasando. He tenido las jornadas de contexto histórico, polÃtico, económico y social de los caracoles y comunidades autónomas zapatistas, a donde tras esta información, nos destinarán pasado mañana como brigadistas civiles de observación, teniendo la gran posibilidad de convivir en el poblado y la misión de identificar, comunicar y denunciar cualquier hostigamiento que puedan cometer el ejército, los paramilitares u otros grupos organizados a estas comunidades. A mi grupo (un griego, un argentinoisraelÃ, una española y yo) nos destinarán a un caracol de la selva durante 10 dÃas, donde por los reportes que hemos leÃdo las condiciones de vida no van a ser muy fáciles, pero seguro será una experiencia difÃcil de olvidar y espero que cambie algo (aún no sé muy bien el qué) en mi forma de ver y de vivir ciertas cosas.
Por último, como imaginaréis es prácticamente seguro que esté totalmente incomunicado, asà que se espera ausencia de noticias, al menos, hasta el fin de semana del 30. Hasta pronto.
Chiapas, México |